Bailaba a cambio de drogas, hasta que conoció la palabra de Dios. Su vida, marcada por la violencia y la explotación, se transformó en un testimonio de fe que hoy comparte frente a su congregación. Navegación de entradas Dorothea Puente, la asesina de la casa de la muerte El increíble robo al Louvre que parece de película, digno de “El secreto de sus ojos” y el estilo Tarantino