Ocurrió en las Midlands Occidentales, donde visitó la Catedral de Lichfield. Un grupo de personas intentó hacer callar al provocador, mientras el soberano se abría paso entre la multitud, saludando a los fans y desconectándose del caos. Navegación de entradas Ideas urbanas para el borde costero de Tigre Argentina-EE.UU.: una decisión estratégica